Las navidades pasadas fui a París con mi familia. Fue la primera vez que salía de España y la verdad que fue espectacular.
La ciudad de París cuenta con importantísimos ejemplos de arquitectura de todas las épocas, desde la Edad Media hasta el siglo XXI. Ir caminando por sus calles es una forma ideal para observar la forma vida de la capital francesa y apreciar su arquitectura, ya que cada rincón y lugar es especial, desde las entradas del metro hasta las cafeterías, pero sobre todo, lo que más llama la atención son sus históricos edificios Haussmann.
Estos edificios fueron diseñados por Georges-Eugène Haussmann como una forma de modernizar el París del siglo XIX y se han convertido en un símbolo del encanto tradicional de la ciudad.
Todos los edificios deben seguir unas pautas: están hechos de una piedra de color crema, (caliza luteciana). Cada edificio no tiene más de seis pisos y tiene techos abuhardillados de cuatro lados con una inclinación pronunciada en un ángulo de 45°. La mayoría de los edificios de Haussmann siguen un diseño estándar:
- Planta baja con techos altos y paredes gruesas para acomodar tiendas, oficinas y otros negocios.
- Primer piso, “mezzanine”, tiene techos bajos y generalmente es utilizado por los negocios como espacio para almacenamiento.
- Segundo piso, “étage noble”, es el apartamento más deseable, ya que requiere subir menos escaleras. Tiene un balcón largo y marcos de ventanas espectaculares.
- Tercer (y a veces el cuarto y quinto piso) tienen balcones más pequeños y ventanas menos elaboradas.
- Para darle balance al edificio, el último piso también cuenta con un gran balcón. Sin embargo, el balcón no está tan decorado.
- El edificio se remata con el techo abuhardillado, que alberga pequeñas habitaciones en el ático (tradicionalmente utilizadas como cuartos de servicio) y pequeñas ventanas.
En conclusión, cuando pienso en París me viene a la cabeza estos edificios tan característicos de la ciudad. Además, ver la ciudad decorada de Navidad fue una imagen inolvidable y preciosa.